Abandonamos el carismático albergue de Arrés, emblema de la hospitalidad tradicional que perfiló el Camino de Santiago cuando resurgió en la década de los 80. Avanzando unos metros hasta la carretera de entrada, pronto daremos con las indicaciones que nos arrastran a mano izquierda por la vertiente norte del Samitier. Una vereda acotada de arbustos desciende hasta el espacio cultivado, seccionado por innumerables pistas en parcelas geométricas. A 2,2 kilómetros del inicio viramos al oeste, conectando con el GR-65.3 – Camino de Santiago que dejamos ayer para subir a Arrés. En larga recta alcanzamos la Pardina del Solano, también conocida en tiempos como de Javierre Martes. Este complejo se localiza al pie del barranco de la Guarda y, además de sus actividades agrícolas y ganaderas, está enfocado al turismo, ya que cuenta con un par de alojamientos.

Se dilata la recta un kilómetro más, salvando el barranco Patral para virar al noroeste, enfrentándonos poco a poco al soliloquio impuesto por el paisaje de  margas azuladas, retales de tierras baldías formadas por cárcavas y barrancos que revisten de crudeza los campos de cereal. El trazado se aproxima un tanto a las terrazas del río Aragón y avanza hasta la carretera que lleva a Martes, localidad del municipio de Canal de Berdún que la ruta jacobea no llega a visitar.

El pueblo de Berdún bajo el Bisaurín y otras moles pirenaicas. | CAMINOS PEREGRINOS

Tras cruzar la carretera subimos hasta un rellano donde se ubica un viejo corral, el de Labarta, y podemos disfrutar de la panorámica que nos presta al norte el pueblo de Berdún, destacando ante las moles pirenaicas. Junto a la carretera de Martes, ¡atención!, sin llegar a ella, giramos 90º a la derecha para cubrir una recta de 800 metros que, tras el lecho de otro barranco, dobla a la derecha para irse arqueando en busca de otra recta. Esta última se prolonga por espacio de un kilómetro hasta el corral de Tejas (km. 10,1). En algo más de cinco minutos nos presentamos en el cauce del barranco de Sobresechos, que desde 2010 cuenta con una pasarela. De esta forma nos internamos en la provincia de Zaragoza.

Unos 600 metros más tarde salvaremos del mismo modo el barranco Calcones (km. 11,1), remontando la vaguada por el paraje del Escuriello, donde las carrascas suplantan durante un tramo a la colección de adustas margas. En la actualidad, el Camino Aragonés avanza en la misma dirección, sin rodeos innecesarios bajo la vertiente meridional de la corona de Piarruego, 250 metros al norte de la granja San Martín. A tres cuartos de hora del barranco Calcones, atravesando el escenario gris de las badlands, llegamos por el paraje de Vallesín hasta una nave emplazada junto a la pista que conduce a Mianos, situado a mano izquierda (km. 14,5). Nuestro camino, sin embargo, sigue de frente, enfrentándose a un tramo de toboganes. Pasados 400 metros dejamos a mano derecha la antigua venta de Mianos y, por la zona conocida como La Paúl , salvamos posteriormente el barranco de La Muga (km. 15,3). Más adelante saldremos a la carretera que une Mianos con Artieda (km. 16,6), que seguimos durante 600 metros, superando entre medias el barranco del Arriego. Al pie de Artieda, única localidad intermedia con ciertos servicios que se ofrece también como final de etapa, toca decidir si dar por concluida la jornada o proseguir hasta Ruesta. Pernoctemos o no, subir a Artieda será un esfuerzo bien gratificado. Saborear un refresco admirando la panorámica que ofrece esta atalaya natural, complace a cualquiera. ¡A la distancia de etapa habría que sumar el tramo de ascenso y bajada a la localidad!

Artieda goza de una ubicación privilegiada. | CAMINOS PEREGRINOS

Desde el cruce que asciende a la localidad giramos a la derecha, llegando en 300 metros al corral de Peronero. Torcemos así a mano izquierda, progresando al oeste por una pista agrícola. Al cruzar la carretera que viene desde la N-240 damos con la antigua venta de Artieda, levantada estratégicamente sobre la encrucijada. Ochocientos metros más tarde salimos a la carretera A-1601 (km. 19,3), que ha vuelto a trazarse debido al futuro recrecimiento del embalse de Yesa, que de llevarse a cabo obligará a trazar el Camino a una cota mayor. Unos 150 mt antes del p.k 3, abandonamos por la derecha el firme actual para continuar por el trazado de la vieja carretera, que ya presenta un estado lamentable. Sobre el trazo de esta carretera discurría la Item A Caesarea Augusta Beneharno, vía romana de Zaragoza al Bearn francés que venimos siguiendo a ratos desde el puerto de Somport. Esta calzada, que venía por Yesa y Tiermas y cruzaba las tierras ocupadas hoy por el embalse para desembocar en Ruesta, la analiza en la obra del mismo nombre el experto en ingeniería romana Isaac Gallo.

Seguiremos la desierta carretera durante cerca de una hora, cubriendo un tramo de 4 kilómetros que en plena canícula son mortales. Poco después del punto kilométrico 6 (el hito ha desaparecido) abandonamos la carretera por la margen izquierda (Km. 23,3), tomando una vereda en ligera subida que nos planta en poco más de cien metros junto a una parcela, que rodeamos para cruzar la A-1601 e internarnos en una senda. Enredada por la vegetación mediterránea, la trocha se abre paso en el estrecho bosque marcescente, alcanzando la maltrecha ermita de San Juan Bautista. Románica del s. XII, su nave fue reconstruida en 1759 y se desplomó en el año 2000. La ermita hizo gala de un valioso conjunto de pinturas románicas que se trasladaron al Museo Diocesano de Jaca (km. 26,4). Dejamos el oratorio y viramos al sur para cubrir el último trecho de la jornada, subiendo ligeramente por otro tramo boscoso hasta la carretera que lleva a Ruesta, distinguida por su conjunto fortificado que no hace sino sufrir nuevos desprendimientos. Esta población de las Cinco Villas fue abandonada a su suerte junto a Tiermas y Escó, cuando sus tierras fueron anegadas por la construcción del embalse de Yesa. En 1988 fue cedida a la Confederación General del Trabajo, propietaria del albergue de peregrinos y del bar restaurante.